Es un invento de antes de Cristo. Egipto ya se confeccionaban impermeables rudimentarios con trozos de papiro aceitado. Los chinos también elaboraban los suyos barnizando la superficie del papel o de la seda. Recién llegados a América, los españoles observaron que los pueblos nativos recubrían su calzado y su ropa con una resina blanca que obtenían de un árbol de la zona, la hevea del Brasil. La sustancia tenía la cualidad de secarse con rapidez e impermeabilizar el tejido sobre el que se aplicaba. Los españoles denominaron al líquido “leche de árbol”, y empezaron a aplicarlo a sus casacas, pantalones y zapatos. La savia se introdujo en Europa más tarde y se experimentó con ella científicamente, hasta que en 1784 se descubrió un procedimiento químico para que el tejido de los rudimentarios impermeables ganara flexibilidad.

Redacción QUO