El próximo año, el cada vez más cercano 2012 se cumplirán veinte años de la fundación de Nueva Comedia, la productora de Cristina Higueras. Es verdad que podía haber esperado unos meses para escribir esta reseña, pero lo cierto es que la paciencia no es una de mis virtudes, y además quien sabe por donde andaremos para dicha fecha. Tal y como vienen las cosas, podríamos estar hasta criando malvas.

Cristina tenía ya lo menos una quincena de obras en su currículum cuando decidió crear su propia compañía. Un intento de buscar la libertad creativa que le permitiera realizar el tipo de teatro que a ella le gustaba.

Su debut no pudo ser más exquisito. Produjo e interpretó El baile, una pieza mítica que el gran Edgar Neville creó a la mayor gloria de su musa, la legendaria Conchita Montes. Aparte de demostrar un gusto delicioso como productora a la hora de escoger esta obra, Cristina también denotaba que le gustaba correr riesgos ya que el personaje central de El baile (una mujer enamorada de dos hombres a la vez) estaba en la mente del público indisolublemente ligado al nombre de la Montes. Pero lejos de amilanarse, la Higueras afrontó el reto y consiguió realizar una versión de la pieza realmente memorable. Tanto es así que, poco antes de morir, la propia Conchita Montes le confesó en una entrevista concedida a Haro-Tegglen que la versión de Cristinale había gustado más que la suya propia.

¿Era sincera la Montes o simplemente cordial? Da igual, las palabras demuestran la gran generosidad de la mítica actriz. Y no están faltas de razón ya que en El baile Cristina consiguió algunos de los momentos más brillantes de su carrera como actriz. Ese instante en el útimo acto en el que se despide de sus dos galanes con un desgarrador a la vez que tierno «gracias por vuestro amor”, es un momento capaz de conmover el corazón del más encallecido espectador.

Cristina corroboró además que el tiempo no pasa por los clásicos y que El baile es una de esas obras que se encuentran suspendidas ya en el limbo de lo imperecedero. Vista en los 90, cuando ella la representó, cuarenta años después de haber sido escrita, la versión de Miss Higueras demostró que la pieza de Neville era demasiado sensible para ser considerada escandalosa, y a la vez seguía siendo demasiado audaz para tacharla de ternurista.

Me he extendido mucho con El baile, porque es quizás de las obras producidas y protagonizadas por Cristina Higueras, la que más me gusta. Pero su trayectoria al frente de Nueva Comedia está repleta de montajes memorables. Tengo entendido que el más exitoso de cara a la taquilla fue su versión de Magnolias de acero (beneficiada de una magnífico texto adaptado muy bien por la guionista Diana Laffond). Pero con su compañía Cristina ha tenido otros muchos éxitos comerciales dignos de ser mencionados, como Sola en la oscuridad, La calumnia o Agnes de Dios, en los que no me detendré porque estoy seguro de que que el recuerdo de dichas obras sigue estando muy vivo en la memoria de todos sus admiradores.

Si quería mencionar otros dos montajes de los que tengo un recuerdo muy especial. El primero es La trama, un interesantísimo thriller que protagonizó al lado de Adoni Ferreño con un montaje realmente espectacular para los cánones habituales del teatro español, repleto de brillantes efectos especiales y sonoros y con una partitura de Bernard Herrman que ceritificaba que si Cristina no tiene un alma hitchcockiana, al menos se perfuma con Eau de thriller.

La otra obra que quería mencionar es Preferiría que no, uno de sus trabajos menos conocidos. En él Cristina libraba un espectacular duelo interpretativo con la no menos grande Julia Gutiérrez Caba. La obra era teatro en estado puro, desnudo de artificios, ascético, pero intenso. Una pieza basada dos únicos pilares: un texto brillante y el nervio interpretativo de dos actrices de excepción. Un regalo para los sentidos, una de escasas muestras de teatro basado en el poder del gesto y la palabra, de teatro para emocionar, para sentir e incluso, para pensar.

El último montaje de Nueva comedia ha sido Galdosiana. ¿He dicho último? Hasta la fecha. Porque estoy seguro y espero de que a la productora de Cristina le queden como mínimo otros veinte años de vida. No se con que nos sorprenderá en años venideros pero desde aquí expreso mi deseo de verla representar algún espectáculo truculento, sangriento, retorcido y gore dando vida a la condesa Barthory o a algún otro personaje aterrador. Porque a Cristina, aparte de su talento para la comedia y el drama, se le intuye también una vena truculenta que puede dar mucho juego. Sabroso y sangriento juego.

Mientras llega el momento, felicidades anticipadas Cristina. Y gracias por esos momentos inolvidables que nos has regalado desde los escenarios.

Ahora, cae el telón. Pero el público sigue de pie entregado a una sonora y casi inacabable ovación.

Vicente Fernández López