Todos mentimos en alguna ocasión (unos más que otros, es cierto). Generalmente somos conscientes de si lo que estamos diciendo es cierto o falso pero, hay ocasiones en las que todos podemos llegar a creernos nuestras propias mentiras. Y, ahora, un experimento realizado en la Brandeis University, revela que ese proceso de autoengaño es más sencillo y rápido de lo que pensamos (especialmente si se tiene ya una edad), y que puede llevarnos tan solo 45 minutos tragarnos nuestros propios embustes.

Los investigadores utilizaron encefalogramas para monitorizar la actividad cerebral de un grupo de voluntarios a los que sometieron a un cuestionario. Los autores del estudio les pidieron que mintieran en la mitad de sus respuestas.

Luego (cuando no había transcurrido ni una hora del primer test), volvieron a realizarles el mismo cuestionario, pero esta vez les pidieron que respondieran sinceramente. Y lo que se observó fue que, especialmente entre los voluntarios de 60 años o más, algunos de ellos volvían a responderla misma mentira que habían dicho la primera vez.

Según los autores del experimento, los resultados sugieren que mentir afecta a nuestra memoria, y eso tiene un especial impacto en las personas de más edad. Explican que no es infrecuente que algunas de estas personas, después de haber dicho una mentira, no sepan si distinguir si realmente ocurrió o no. Y ,tal y como pone de manifiesto este experimento, esa confusión puede producirse en tan solo 45 minutos.

Fuente: Futurity.org

Vicente Fernández López