La publicidad convencional se está desplomando. Es un hecho que la gente ya no presta la más mínima atención a los anuncios, especialmente cuando hay tantas fuentes de entretenimiento e información disponibles. La gente hace zapping en los anuncios televisivos, utiliza discos duros para saltarse los anuncios o simplemente mira DVDs o películas bajadas de Internet; los publicitarios se las ven y se las desean para conseguir que el telespectador aguante el impacto publicitario sin pestañear.

Pero cada vez es más difícil, y las empresas, anunciantes y publicitarios, están cada vez mas desesperadas. Una de las medidas que se está tomando es el llamado ‘product placement’, colocar el producto a anunciar dentro de la propia película o programa, de modo que saltárselo sea imposible. Así James Bond conduce un coche diferente en cada película, según la marca que más pague, y los famosos desayunos de ‘Médico de Familia’ eran todo un muestrario de alimentos.

Hasta ahora el ‘product placement’ se hacía en series o en películas, pero según avanza la desesperación también lo hace el ingenio. El último lugar donde ha aparecido un producto para que el espectador lo reciba sin poder esquivarlo ha sido en un telediario; varias televisiones estadounidenses están mostrando a sus presentadores equipados conspicuamente con cafés con hielo de McDonalds. Esta intrusión publicitaria en las noticias está provocando polémica, pero no es más que el principio: tanto los medios como los anunciantes serán cada vez más impulsivos con este tipo de mezcolanzas, por mucho que protesten los comités éticos. En este caso los cafés ni siquiera son de verdad; los falsos (con cubitos de pega) ‘dan’ mejor en cámara. ¿Cuánto tardará en aparecer esta moda en España? Minutos.

Redacción QUO