Está en el claustro del Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, donde descansan los restos de personalidades de finales del siglo XIX y comienzos del XX tan prominentes como Mateo Sagasta, Eduardo Dato, José Canalejas y Antonio Cánovas.

De unos dos metros de altura, es mucho más humilde que la de Nueva York, y no es idéntica, pero los españoles pueden presumir de que la de Madrid es anterior. La esculpió el aragonés Ponciano Ponzano en 1853, que la incluyó también en el friso del Congreso de los Diputados. La estatua de Nueva York fue fruto del trabajo del francés Frédéric Bartholdi entre 1875 y 1879. Ponzano también es el autor de los leones de la Cámara Baja.

Aquí podemos ver la imagen:

Redacción QUO