Los estudiantes del siglo XVII vestían un uniforme compuesto de capa y gorra oscuras. La mayoría pasaba tantos apuros que para poder comer se colaban en bodas, bautizos y festejos ajenos. De ahí vino la expresión “comer de gorra”. Quevedo llegó a describirlos como: “Susto de los banquetes y cáncer de las ollas”.

Redacción QUO