Lo han conseguido sin tener que destruir el calcetín original, que forma parte de la colección del Museo Británico desde 1914 y que fue encontrado en los restos de una antigua ciudad romana llamada Antinopolis. Según los primeros análisis, se fechó entre el 300 y el 400 después de Cristo, pero con el paso del tiempo perdió el color original, por lo que se buscó la manera de analizar cómo fue fabricado y los tintes usados.

Un equipo de investigadores del museo aplicó una técnica de imagen multiespectral no invasiva que permitió saber cuáles fueron sin tener que cortar ninguna muestra. Gracias a este proceso, han logrado descubrir los tintes naturales usadas para cada una de las línea de lana del calcetín original (que parece ser de un niño).

Los colores procedían de las plantas tradicionales de la época: la planta Rubia, para el rojo; la hierba pastel, para el azul; y la planta herbácea gualda, para el amarillo. Pero la técnica les devolvió más información, como la forma en la que los colores fueron mezclados, incluso el tipo de hilado de las fibras y cuántos baños en tinte fueron necesarios para conseguir el resultado.

El calcetín encontrado en 1914 combina varias franjas de colores a partir de 3 tintes naturales, algo que descubrieron aplicando diferentes longitudes de onda: luz visible, inflarrojo (como el de la imagen) y ultravioleta. Ya con microscopio pudieron analizar las fibras de forma individual de forma más detallada.

Fuente: PLOS One

Alberto Pascual García