Cuántas veces no habremos deseado introducirnos bajo un manto estilo al de Harry Potter que nos oculte a los ojos del mundanal ruido. Científicos y expertos se han dedicado durante años a probar materiales de todo tipo para intentar conseguir la hazaña, pero no ha sido hasta ahora cuando un equipo de ellos ha dado con la solución. Hasta ahora, los procedimientos para intentar ocultar a una persona u objeto, y que no sea captado por ciertas frecuencias eletromagnéticas específicas (como las de un microondas), eran bastante logradas, pero bastante rústicas y detectables a la vista.

Pero un equipo de investigadores pertenecientes al Centro de la Alianza Singapur-MIT para la Investigación y la Tecnología ha conseguido llegar con sus últimas investigaciones, hasta un sistema bastante simple y económico que por fin, puede hacer que un objeto del tamaño de un grano de pimienta se vuelva invisible ante la luz.

A diferencia de los anteriores intentos usando materiales sintéticos formados en capas, en esta ocasión el nuevo sistema incorpora un mineral común conocido como calcita, una forma cristalina del carbonato de calcio que se obtiene de algo tan simple como las conchas marinas. Según ha declarado el profesor de ingeniería mecánica, George Barbastathis (MIT), miembro del equipo de investigación: «Muy a menudo, la solución obvia está ante nuestras narices«, y no le falta razón… ya lo decía Groucho Marx: «Esto es tan sencillo que hasta un niño de cinco años podría entenderlo ¡Qué me traigan un niño de cinco años«.

El nuevo sistema, por ahora, solo funciona a escalas microscópicas y en entornos muy controlados. El proceso del sistema ideado es sencillo: colocamos el objeto que queremos hacer invisible en un espejo plano situado de forma horizontal. Una vez lo tenemos situado, es el momento de aplicar la calcita. Para ello, se le coloca al objeto una capa de mineral de concha marina realizado para tal fin, que se incorpora mediante dos piezas pegadas que tienen orientaciones cristalinas opuestas. De esta forma, una vez lo expongamos a la luz podremos obsesrvar como desde una determinada posición, el objeto se vuelve invisible, y el observador puede percibir la escena como si en realidad no hubiese nada puesto encima del espejo.

Redacción QUO