Como tantos otros inventos, este no nació en un laboratorio, sino en una cochera, concretamente de New Jersey. Al Fielding y Marc Chavannes intentaban crear un protector de paredes con papel que fuera sencillo de colocar y de limpiar.

De sus experimentos nació el plástico con burbujas, que no triunfó para forrar paredes, pero si para envolver objetos delicados. Con esta finalidad lo comercializó en 1960 la compañía Sealed Air Corporation.

Redacción QUO