“Vino de reserva de barrica submarina”. Esta etiqueta podría ser real gracias a un proyecto que se ha puesto en marcha en las aguas de la costa vizcaína, frente a la localidad de Plentzia. Sus impulsores, la empresa Bajoelagua Factory,han introducido unos módulos de envejecimiento controlados (MEC), con la idea de desarrollar un mercado basado en bodegas submarinas para los viñedos interesados.

Por el momento, los responsables del proyecto van a estudiar la evolución de las botellas, de manera que se pueda comparar su proceso de envejecimiento con el de las bodegas tradicionales. Las corrientes marinas, o la colonización de conchas y crustáceos son factores que pueden darle un toque distinto a los vinos. Las primeras conclusiones se conocerán dentro de seis meses.

Los MEC están sumergidos entre 10 y 15 metros de profundidad y tienen una altura de unos tres metros, de manera que las corrientes marinas circulan dentro. Los módulos están conectados a sensores y a cámaras internas para controlar el proyecto en todo momento. Por el momento hay 1.600 botellas provenientes de once viñedos, pero los módulos tienen capacidad para 40.000. Se espera además introducir otras bebidas alcohólicas, como champán, o whisky.

Según el director del proyecto, Borja Saracho, ha habido ya otras experiencias similares en Japón, por ejemplo, pero es la primera vez que una empresa realiza investigaciones. “Sabemos que se logrará un gusto diferente, pero no sabemos exactamente cuál”, explica. Algunos informes dicen que el vino bajo el nivel del mar tiene un sabor a yodo, y otros que envejece más lentamente.

Redacción QUO