Es un mito creado a partir de un episodio del Evangelio de San Lucas (23:36). En él se cuenta cómo, cuando Jesús estaba en la cruz, los soldados romanos que le custodiaban le ofrecieron vinagre para burlarse de él. Parece ser que, en realidad, lo que los legionarios le ofrecieron fue vino amargo.

Se trataba del famoso acetum, un vino barato de sabor un tanto agrio que los soldados romanos bebían por todo el Imperio. Ánforas encontradas en guarniciones nos indican que, además, disfrutaban de vinum de gran calidad y, adaptándose a costumbres locales, también cerveza; por ejemplo, en Inglaterra.

Alejandro Quiroga
Historiador. Universidad de Newcastle

Enviada por Óscar González, correo electrónico

Redacción QUO