Fue descubierta por el francés Claude-Louis Berthollet en 1785, quien empezó a usar este producto químico como blanqueante. Pero fue el médico Pierre- François Percy el pionero en utilizarla como desinfectante a finales del siglo XVIII.

La lejía, o hipoclorito de sodio, se popularizó a principios del s. XX con los nombres de Licor de Dakin y Agua de Labarraque, y su uso sigue vigente hasta hoy.

Redacción QUO