Los adultos no podemos generar nuevas neuronas. No es verdad. A principios de 2006, un equipo del MIT consiguió hacer la primera reconstrucción completa de neuronas en la corteza adulta. Con eso demostraba que las neuronas de un adulto no solo se regeneran, sino que, cuanto más usemos nuestro cerebro, más deprisa será y más capacidad de cambio y adaptación tendrá. Hasta ese momento se pensaba que las neuronas adultas, cuando morían, se perdían.

Vive como una monja. Un convento de monjas en Minnesota ha sido objeto de estudio científico. Resulta que entre sus 678 religiosas hay siete centenarias, y la mayoría tiene sus facultades mentales intactas. La hermana Mattia, por ejemplo, parecía no haber perdido ni un ápice de su agilidad mental desde que nació en 1894. ¿Su secreto? La cantidad adecuada de ácido fólico, su fluidez verbal (sigue haciendo crucigramas), su habilidad tejiendo y que no ha dejado de hacer ejercicio físico. También, las últimas teorías de neuroteología, como las del canadiense Michael
Persinger, dicen haber encontrado un nexo entre la creencia en Dios y la actividad cerebral. Así que,
¿por qué no podría haber más conexiones cerebrales entre los más
místicos?

Todo lo que has aprendido durante el día se afianza en tu memoria mientras duermes. Cierto. Esto que nos decían cuando estudiábamos noches enteras antes de unos exámenes es totalmente cierto. Mientras dormimos, nuestro cerebro procesa nuevos conceptos memorizados, y asienta y mejora ciertas habilidades. Del mismo modo que el insominio produce “apagones” de memoria (la famosa mente en blanco).

Los video-juegos son buenos para el cerebro. No todos lo son. Pero resulta que, según el neurobiólogo Steven Johnson en su libro Todo lo malo es bueno para ti: “Los videojuegos ofrecen un riguroso entrenamiento cognitivo y las habilidades mentales que desarrollan hoy son tan importantes como las que se ejercitan al leer libros”. De hecho, es cierto que en algunas investigaciones sobre multita­reas (si somos capaces de hacer varias cosas a la vez) se ha detectado que quienes están habituados a jugar a videojuegos tienen una capacidad mayor para diversificar su atención, por ejemplo. Sin embargo, a veces consiguen el efecto contrario.

El pescado aumenta tu inteligencia. Explicamos. Comerte una sardina no te hará más listo, pero este alimento es la mayor fuente de omega-3, la grasa de la que se alimenta nuestro cerebro. Además, las vitaminas B, estupendas para fortalecer el sistema nervioso, están especialmente en sus raspas.

Ser madre desarrolla tu inteligencia. Los neurocientíficos de la Universidad de Virginia Craig Kingsley y Nelly Lambert publicaron en la revista Nature una investigación que aseguraba: “La maternidad vuelve más inteligente a la mujer”. También, recientemente, la investigadora estadounidense Catherine Ellison ha publicado el libro El cerebro de mamá. Cómo la maternidad estimula la inteligencia. La idea nu­clear de Ellison es que tanto el parto como la crianza de un hijo provoca en el cerebro femenino cambios concretos causados por una combinación de amor, genética y hormonas. Para Michael Merzenich, pionero en el estudio del desarrollo cerebral de la Universidad de California en San Francisco: “Desde un punto de vista neurológico, para el cerebro tener un hijo implica una revolución. Cambia la vida porque presenta desa­fíos físicos, mentales y mecánicos: tienes que responder a infinidad de desastres a un tiempo. Y como todo reviste una gran importancia, es lógico que sea una época de aprendizaje y de cambios mentales. “Pocas cosas ha­rán más por tu cerebro que tener un hijo”, asegura Ellison. Según su teoría, ser madre mejora la agudeza, la eficacia, la resistencia, la motivación y la sociabilidad. “La maternidad es mejor que una es­cuela de negocios”, concluye.

La inteligencia se hereda. Cierto. Según la Universidad de California en Los Ángeles, la relación entre genética e inteligencia es de un 20%. Esta investigación, hecha entre gemelos idénticos a los que se hizo un escáner cerebral, reveló que este es el porcentaje que se puede atribuir al ADN de los padres. El resto “se modifica y transforma de acuerdo con la vida y hábitos del individuo”, asegura esta investigación. Un equipo de la Universidad de Oslo dice que los hermanos mayores son más inteligentes que el resto, a pesar de tener todos la misma carga genética. Los científicos lo explican por su necesidad de cuidar del resto, lo que les hace desarrollar sus capacidades intelectuales.

Redacción QUO