El interés de Lars Krutak por el tatuaje comenzó cuando, como estudiante de Antropología Cultural en la Universidad de Alaska, realizó su tesis doctoral sobre el simbolismo de los tatuajes en las tribus del Ártico. Desde entonces se ha convertido en el mayor experto en ellos.

Su última aventura le ha llevado a recorrer el mundo estudiando los tatuajes de tribus desde Papúa Nueva Guinea hasta Brasil, y plasmar sus experiencias en El cazador de tatuajes, la serie que Quo y Discovery Channel han elegido para La noche de las mentes inquietas de este mes.

P Como gran conocedor de los tatuajes tradicionales, ¿cuál es su opinión sobre las últimas tendencias?

R El tatuaje ha sufrido un resurgimiento y renacimiento en los últimos años en Europa, Estados Unidos y Asia. Hay muchos factores que lo han motivado, pero el más importante es su uso como medio de liberación más allá de los límites de nuestro entorno, e incluso nuestro cuerpo, y como expresión cultural de cada momento. Por eso siguen proliferando nuevos géneros del tatuaje (estilo americano, biomecánico, figurativo, abstracto, etcétera).

P Después de todas sus investigaciones, ¿por qué cree que se tatúa el ser humano?

R Hay muchas motivaciones. Desde usarlo como un instrumento de terapia medicinal o como moneda de cambio de favores con deidades y divinidades, como hacen muchas tribus milenarias, a simples connotaciones estéticas o de inclusión en un grupo, como sucede en el mundo civilizado. Aunque la verdad es que si nos ceñimos a las evidencias arqueológicas, la forma más antigua de tatuaje conocido fue precisamente cosmética. Se trata de un hombre momificado de la cultura Chinchorro de Chile con 7.000 años de antigüedad y que llevaba un bigote tatuado. El siguiente tuvo fines “terapéuticos”: un hombre congelado hace 5.500 años cuyos tatuajes representaban los puntos de acupuntura clásicos utilizados en la actualidad para curar el reumatismo.

P ¿Qué ritual de los que ha estudiado es el que más le ha impresionado?

R Seguramente, el de los betamarribé de Benín, que utilizan un instrumento que es una mezcla entre una maquinilla de afeitar y punta de flecha con la que hacen cortes muy profundos. El ritual consiste en dibujar la cara de niños de dos años que gritan de dolor y caen inconscientes ahogados en sangre. La tradición dice que si no reciben estas marcas no serán considerados como humanos ni como miembros de la tribu. Y si mueren antes de recibir sus cortes en la piel, no tendrán derecho a ser enterrados en el cementerio del pueblo con sus familiares.

P Usted mismo se ha aplicado algunos de los tatuajes que ha estudiado. ¿Cuál es su favorito?

R Mi favorito es el que me hicieron en las selvas de Borneo con un utensilio que estaba compuesto de agujas de acero insertadas en una vara de bambú. Se trata de la representación de la rosa Iban. Cada pétalo representa un grado de la paciencia que el hombre necesitará a lo largo de su vida. n

Redacción QUO