Un interesante estudio ha encontrado que añadir vitamina D a la leche aumenta su efectividad y recomienda incluirlo en un plan nacional de enriquecimiento de alimentos

En España, un 40% de la población adulta y un 80% de los mayores de 65 años sufren carencia de vitamina D. Se habla incluso de que la falta de vitamina D es “la otra pandemia”. Casi la mitad de la población en Europa presenta déficit de vitamina D y el 13% presenta una carencia de carácter grave.

La vitamina D es imprescindible para metabolizar el calcio de los alimentos, y que se produzca la mineralización del hueso. Si el mecanismo no funciona, la principal consecuencia es la osteoporosis, palabra que no falta en ninguna consulta médica fundamentalmente en mujeres desde que comienza la menopausia.

Más allá de la salud ósea, su déficit cada vez se relaciona con más trastornos como el mantenimiento de una buena función muscular general, diabetes, cáncer, enfermedades circulatorias y enfermedades neurodegenerativas. Además, afecta a la regulación de la actividad del sistema inmune, decisivo en estos tiempos de pandemia para responder ante una posible infección por sars-cov-2

Varios estudios examinaron el papel de los niveles de vitamina D en relación con la infección por COVID-19. Y algunos de ellos encontraron una mayor incidencia de infección en aquellos individuos con niveles más bajos de vitamina D.

Enriquecer los alimentos como un plan nacional

En Finlandia, se estableció un programa nacional para enriquecer los alimentos con vitamina D, especialmente las grasas de untar y los lácteos (leche y yogures). Un interesante estudio ha  encontrado que, tras el plan nacional de enriquecimiento de alimentos, los niveles de vitamina D han aumentado claramente en las últimas décadas. Se trata de un estudio a gran escala realizado en la Universidad de Oulu, Finlandia.

Este desarrollo favorable podría explicarse no solo por las recomendaciones nacionales de ingesta de vitamina D, sino también por el programa de fortificación de alimentos, que ha llevado a la adición de vitamina D a los productos lácteos líquidos y grasas para untar. Este hallazgo refuerza la percepción de los beneficios del uso de suplementos de vitamina D y el programa de fortificación de alimentos.

La forma de almacenamiento de la vitamina D es el calcidiol. Las concentraciones de calcidiol se utilizan ampliamente para evaluar el estado de vitamina D del cuerpo. El estudio mostró que, entre la década de 1990 y la de 2010, las concentraciones de calcidiol en suero adulto aumentaron en promedio 10,6 nanomoles por litro. La variación estacional de las concentraciones de vitamina D también se estabilizó durante el período de seguimiento.

El estudio también encontró inesperadamente que el enriquecimiento de las grasas para untar con vitamina D no tuvo el mismo efecto sobre las concentraciones de vitamina D en la sangre que la adición de vitamina D a la leche. Según los investigadores, es posible que en el futuro sea necesario reevaluar la fortificación con vitamina D de las grasas para untar.

El tema se estudió en el norte de Finlandia entre la cohorte de nacimiento nacida en 1966 cuando los sujetos tenían 31 y 46 años de edad. El estudio involucró a un total de 3.650 sujetos.

Los sujetos con las concentraciones más bajas de vitamina D al inicio del seguimiento experimentaron los aumentos más marcados en las concentraciones de vitamina D. El resultado indica que los suplementos de vitamina D podrían ser particularmente importantes para prevenir concentraciones muy bajas de vitamina D.

“El uso de suplementos de vitamina D y la adición de vitamina D a los productos lácteos son medidas útiles a nivel poblacional y especialmente beneficiosas para personas con concentraciones de vitamina D muy bajas. Sobre la base de nuestra investigación, estas medidas deberían continuar en el futuro”, afirman los investigadores Helmi Ikonen y Johanna Lumme .

El pescado, que no falte

También se encontraron pruebas de los beneficios de comer pescado. “Comer pescado de acuerdo con las pautas, es decir, al menos dos veces por semana, tuvo un efecto positivo en las concentraciones de vitamina D en el cuerpo”, agrega Ikonen.

La ingesta de vitamina D es suficiente si la concentración de vitamina D en sangre está entre 75 y 120 nanomoles por litro.

Además, el estudio mostró que no solo la ingesta de vitamina D, sino también los factores genéticos, conductuales y socioeconómicos pueden influir en las concentraciones individuales de vitamina D.

Es uno de los mayores estudios de seguimiento de las concentraciones de vitamina D y muestra los efectos positivos de la política alimentaria nacional y las recomendaciones de ingesta de vitamina D en la población adulta.

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Referencia:

El estudio completo se ha publicado en el European Journal of Nutrition. Ikonen, H., Lumme, J., Seppälä, J. et al. Los determinantes y los cambios longitudinales en el estado de la vitamina D en la mediana edad: un estudio de 1966 de la cohorte de nacimiento del norte de Finlandia. Eur J Nutr (2021).