El estudio muestra que podemos modificar nuestro microbioma intestinal para mejorar la salud eligiendo los alimentos que más nos favorecen.

Investigaciones recientes han comparado los microorganismos presentes en el intestino de personas que siguen dietas más y menos saludables. Los resultados mostraron como la microbiota presente en ambos grupos era diferente y su relación con ciertas enfermedades.

En nuestro cuerpo habita una gran cantidad de microorganismos que, en su conjunto, forman la microbiota. La microbiota se encuentran principalmente en la piel, la boca, los genitales y el intestino. Los microorganismos que la forman no son peligrosos e incluso nos protegen de otros patógenos. Estos son de muchas especies diferentes y estudiarlos aporta gran información.

Un estudio internacional centrado en la microbiota intestinal ha observado diferencias en el perfil microbiano según la dieta. En personas que siguen dietas mas saludables, con mayor proporción de vegetales se identificaron una mayor cantidad de microorganismos considerados buenos. La relación de microrganismos buenos/malos parece estar asociado con el riesgo de sufrir ciertas patologías. Estas enfermedades son tan graves como la diabetes, las enfermedades cardiacas y la obesidad.

Los científicos han descrito las especies consideradas buenas de la microbiota. Han señalado que la presencia de bacterias como Prevotella copri y de protozoos como Blastocystis esta asociada con niveles adecuados de azúcar en sangre tras haber comido. También han relacionado la presencia de otras especies con niveles bajos de grasas y de marcadores de inflamación

Estos resultados muestran que la composición de la microbiota intestinal está más determinada por la dieta que por otros factores como los genéticos. Gracias a estos conocimientos se podrán crear dietas personalizadas para prevenir ciertas patologías y mejorar la salud.

 

REFERENCIAS

Personalised REsponses to DIetary Composition Trial (PREDICT): an intervention study to determine inter-individual differences in postprandial response to foods