Las Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas ha declarado que el continente africano está ahora libre del virus de la polio, enviando así un mensaje al mundo: las vacunas funcionan

El coronavirus SARS-CoV-2 no es el primer virus al que se enfrenta la humanidad, y ni siquiera es el más terrible. El poliovirus es el causante de la poliomelitis, una terrible enfermedad que es asintomática en la mayoría de los casos pero que en un 1% de los infectados afecta gravemente al sistema nervioso central, y que además se ceba en los niños alrededor de los 5 años de edad.

En los casos más graves, la poliomelitis produce inflamación en las neuronas motoras de la médula espinal y del cerebro, y esto conduce a la parálisis, atrofia muscular y muy a menudo a deformidades. En el peor de los casos puede causar parálisis permanente o incluso la muerte al paralizarse el diafragma.

Aunque parezca cosa del pasado, Europa se declaró como una región libre de polio en 2002. El último caso registrado en España es de 1988, pero apenas 30 años antes, era común ver a niños que sufrían las deformidades provocadas por esta enfermedad.

¿Qué ocurrió? Sencillamente, se encontró una vacuna. La poliomelitis no tiene cura, pero es una enfermedad fácil de prevenir mediante la vacunación masiva de las poblaciones. La primera vacuna desarrollada a partir de un virus vivo, pero debilitado, fue desarrollada por la viróloga Hilary Koprowski y se administró por primera vez en 1950.

La segunda vacuna apareció en 1952 a partir del trabajo de Jonas Salk en la Universidad de Pittsburgh, y se empezó a distribuir el 12 de abril de 1955. Esta vacuna se obtiene a partir de un cultivo del virus en células de riñón de mono, y necesita tres dosis, a partir de las cuales el 99% de las personas desarrolla inmunidad.

La vacuna más moderna fue desarrollada por Albert Sabin y autorizada en 1963. En este caso se hizo pasar el virus repetidamente por células no humanas para atenuarlo. Tras distintas pruebas, se convirtió  en la única vacuna antipoliomielítica utilizada en todo el mundo, ya que se administraba por vía oral y era barata.

Gracias a estos avances los casos de polio descendieron rápidamente en unas pocas décadas en todo el planeta.

Fuente: OMS – Our World in Data

Los esfuerzos para erradicar la enfermedad comenzaron en 1988, liderados por la Organización Mundial de la Salud, UNICEF y la Fundación Rotary. Tras décadas de campañas de vacunación los se han reducido el número de casos diagnosticados cada año en un 99,9 por ciento. De 350.000 casos en 1988 a un 483 casos en 2001, después de lo cual se mantuvo en un nivel de alrededor de 1.000 – 2.000 casos por año durante varios años.

Se cree que en 2015 la poliomielitis seguía propagándose sólo en dos países, Pakistán y Afganistán, aunque se registraron brotes en países cercanos.

En 2003 en Nigeria, un país que se consideraba provisionalmente libre de poliomielitis, en el estado de Borno, al noreste de Nigeria, devastado por la insurgencia islamista de Boko Haram desde 2009, se emitió una fatwa en la que se declaraba que la vacuna contra la polio estaba concebida para hacer estériles a los niños. La poliomielitis reapareció en Nigeria y se propagó desde allí a países vecinos.

En 2013, nueve trabajadores sanitarios que administraban la vacuna fueron asesinados por pistoleros en Kano, una ciudad al norte de Nigeria. Tras el esfuerzo de los líderes tradicionales y los supervivientes de la poliomielitis para restablecer las vacunaciones, Nigeria fue retirada de la lista de países polioendémicos en septiembre de 2015 después de más de un año sin ningún caso, pero volvió a la lista en 2016 cuando se detectaron dos nuevos casos. En 2013 se registraron 183 casos de poliomielitis en Somalia, 14 en Kenia y 8 casos Etiopía.

Afortunadamente, décadas de trabajo han dado su fruto y no se han confirmado casos de poliovirus natural desde 2016. El 25 de agosto de 2020, la Comisión Regional de Certificación de África ha declarado al continente libre de poliomielitis.