Hay distintas líneas de investigación que buscan probar los beneficios de los baños en agua fría, incluso helada, para mejorar la salud física y ahora también la salud mental

Un equipo de expertos en fisiología del Reino Unido están estudiando los beneficios científicos de la natación en agua fría para las personas que experimentan problemas de salud mental, como ansiedad y depresión.

La investigación se está llevando a cabo en Brighton, donde los voluntarios se sumergen en canales de agua helada junto al muelle.

El efecto de nadar en agua fría

La investigación está liderada por el profesor Mike Tipton, fisiólogo de la Universidad de Portsmouth. Él es experto nadador en aguas abiertas y explica que está buscando los beneficios de dos efectos claros de sumergirte en agua helada. El primero, el shock inmediato que produce el contraste con el frío. Y, después, estudia cómo el cuerpo y la mente se adaptan progresivamente hasta que las sensaciones dejan de ser tan desagradables.

Cuando uno se sumerge en agua helada se dispara la adrenalina, se acelera el ritmo cardíaco y se agita la respiración. Al mismo tiempo, la glucosa se libera al torrente sanguíneo y se demanda energía a las células, consumiendo grasa acumulada. El cuerpo trata por todos los medios de combatir el frío.

Militar en baño de hielo

Un miembro de la Guardia Nacional del Ejército de Alaska, durante un entrenamiento de inmersión en agua helada

Para el experto: «Esta es la clásica respuesta de ‘lucha o huida'». Esto significa que nuestro cuerpo reacciona fisiológicamente de un modo parecido ante cualquier situación estresante.

Adaptarnos al agua helada podría enseñarnos a adaptarnos a cualquier situación estresante

A medida que uno se adapta al agua helada, y continúa con el baño en lugar de salir corriendo, se liberan beta-endorfinas en el cerebro, para aliviar el dolor, y esto produce una sensación de euforia que hace que muchos voluntarios salgan del agua sintiendo que han vivido una experiencia gratificante.

Tipton señala que solo se necesitan seis inmersiones para reducir a la mitad la sensación de shock que produce el agua fría. En otras palabras, el cuerpo aprende a adaptarse: el ritmo cardíaco y respiratorio solo aumentan la mitad, se asustan menos y pueden controlar su respiración. Esta adaptación también podría servir, según Tipton, para vivir mejor el estrés diario.

Es lo que los investigadores llaman ‘adaptación cruzada’: adaptarse a un factor estresante y que esto sirva para adaptarse parcialmente a otros

Tipton cree que esta adaptación cruzada también podría disminuir la respuesta fisiológica a las cosas que nos resultan estresantes en nuestra vida cotidiana.

La natación en agua fría contra la depresión

El Dr. Mark Harper , anestesista también de UK, ha probado los efectos del baño en agua fría para reducir el miedo de los pacientes que van a someterse a una cirugía.

Harper se ha centrado en los efectos del aumento de adrenalina durante el baño de agua helada. La adrenalina prepara al cuerpo para salir corriendo en caso de una amenaza y, además, alerta al sistema inmune, para que se prepare si es necesario combatir heridas o infecciones.  En la cabeza de Harper ronda la idea de que esta activación del sistema inmune reduce posibles procesos inflamatorios y… ¿cómo llega de ahí a la depresión?

Para cerrar ese círculo hace falta más investigación

La inflamación crónica se ha relacionado con la depresión.  Y un metaanálisis reciente, que agrupa 36 estudios que abarcaron a más de 9,000 pacientes, descubrió que tomar medicamentos antiinflamatorios junto con antidepresivos reduce los síntomas de depresión, en comparación con los antidepresivos solos.

El círculo que busca cerrar Harper es que el baño de agua fría activa el sistema inmune que se ocupará de disminuir los efectos inflamatorios que parecen ir asociados al estrés y la depresión… Para cerrar ese círculo hace falta más investigación, pero la idea resulta atractiva, eso, si uno es capaz de meter en agua helada algo más que un pie.