La chuche está contra las cuerdas. La nueva ley ha puesto bajo el punto de mira a las gominolas de colores, prohíbe específicamente su venta cerca de centros educativos y regula de manera firme su publicidad. El argumento, además de los malos hábitos en alimentación, es el alto índice de obesidad en la población infantil: casi uno de cada tres niños españoles entre tres y doce años está por encima de su peso idóneo (28%).

AÑADIR NUTRIENTES

Cuando la OMS decidió calificar la obesidad como la pandemia del siglo XXI no era por antojo, sino porque la enfermedad seguía sumando pacientes. En solo tres décadas, la obesidad se ha duplicado en todo el mundo. La mayoría de los nutricionistas lo atribuye a la sustitución de comidas sanas por las llamadas comidas basura, que aportan un exceso de grasas saturadas e insaturadas en la alimentación, denominadas trans. El pecado de algunas golosinas. “Lo malo no es tomar chuches, sino que estas sustituyan una comida”, afirma Javier Aranceta, Presidente de SENC (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria). “No hay nada malo en las golosinas, excepto que son sustancias con escaso valor nutricional y se tiende a hacer que sustituyan otras comidas importantes, como la merienda y el desayuno”. A pesar de eso, ¿quién le niega una golosina a un niño? ¿Y a uno mismo? En el caso de los niños, son un premio, un regalo que resulta sencillo y a la vez un tesoro. Desde la Antigüedad, han formado parte del método educativo y de nuestra cultura, como recompensa a unas expectativas fijadas. ¿Qué niño no se ha tomado el peor de los jarabes o su comida más odiada a cambio de un puñado de gominolas? Esto resulta interesante, pues podría haber una fórmula que acabara haciendo las chuches cada vez más sanas, con efectos antioxidantes, vitaminas, minerales y otros nutrientes beneficiosos para el organismo, con el fin de evitar que estos productos sean simples “calorías vacías” (energía que no conlleva nutrientes).

SIN GLUTEN NI HUEVO

Viendo la que se venía encima, la industria confitera puso a todo trapo sus laboratorios de I+D, para conseguir la receta perfecta mientras eliminan todo aquello que pueda resultar mínimamente perjudicial. Para ello, algunos, como Fiesta, Miguelañez, Cadbury, Wrigley y El Caserío de Tafalla, ya ofrecen productos sin azúcar, gluten o huevo con el fin de evitar alergias y contribuir lo posible a la nueva demanda. Asimismo, también es tendencia incorporarle zumos de frutas, como ofrecen los Sugus de toda la vida y los ositos Haribo.

El gluten, presente en muchos alimentos debido a que es un gran espesante, afecta a más de 450.000 españoles que sufren intolerancia o alergia. Al desarrollar productos para ellos, los fabricantes separan el almidón y resto de componentes del grano de trigo, y de paso, para hacerlo más sano aún, intentan eliminar prácticamente todos los carbohidratos, los que inciden en el sobrepeso. El problema está en que las chuches a granel no suelen venderse con envases, lo que dificulta el etiquetado de sus ingredientes y, por tanto, resulta extremadamente complicado saber su composición.

En el caso de las golosinas sin azúcar, mascar chicle reduce el apetito, útil en caso de estar a dieta, además de ser útil para quienes están dejando de fumar o sufren halitosis. De ahí que líneas como Orbit y Trident hayan desarrollado chicles y caramelos sin azúcar para todos los gustos, sustituyendo el dulce elemento por edulcorantes con menos calorías y anticariogénicos. La mayoría de las veces están realizados en el laboratorio, como el sorbitol, el xilitol y el manitol, que, pese a su mala fama, según el Dr. Aranceta: “No son perjudiciales”. Se aplican en productos bajos en calorías, pues no afectan a los niveles de azúcar en sangre. Señala también el presidente del SENC, que: “No es aconsejable –excepto en casos de diabetes– dar caramelos sin azúcar a los niños; la comunidad científica aún no tiene claro los efectos de esos edulcorantes en la población infantil”.

Aunque el chicle proviene de la savia de un árbol de México, Manilkara zapota, y ahora se ha sustituido por acetato polivinílico, la chuche sigue siendo un placer. Mejor aún si la disfrutamos sin mala conciencia.

Seguridad

Los fabricantes de confitería están obligados a cumplir unas rígidas normas técnico-sanitarias en todo el proceso de fabricación, así como a utilizar materias primas aceptadas por la normativa de la Unión Europea.

Las nº 1: gominolas

Los principales productos demandados por los golosos son los caramelos, cuyo índice de ventas representa el 70%; y son los de goma los más aclamados, seguidos del duro y del caramelo de palo. En segundo lugar, el producto más consumido son los chicles sin azúcar, con una tasa de mercado de un 20-30%. Lo que deja un lugar de representación al resto de productos; solo un 5%.

Golosinas y Frutas

Según un estudio llevado a cabo por científicos americanos, la adicción a las golosinas
puede anteceder a una tendencia saludable al consumo de frutas. Al parecer, los frugívoros prefieren consumir snacks dulces, mientras que los partidarios de las hortalizas, legumbres y verduras se inclinan más por los tentempiés salados.

La tradición del caramelo

Los mayores se resisten. Antonio V. Buendía, abuelo de Madrid: “Si no puedo dar una chuche a mi nieto, soy un abuelo descafeinado”. La preocupación es entrañable y natural. Fabricantes artesanos como El Caserío de Tafalla los hacen sin azúcar añadido y con productos naturales que recogen en la granja de abajo. ¿Recuerdas su caramelo con piñones?

Cuidado desarrollo

En los laboratorios de I+D, las probetas no cesan. Los científicos buscan la fórmula perfecta para la chuche 100% sana. De momento, los avances son interesantes: sin azúcar, con frutas, sin grasas…

Cóctel de ositos

Los famosos ositos llevan ahora una receta más sana: sin gluten ni grasas. Tampoco llevan conservantes, y añaden un 10%
de zumo de la fruta correspondiente a su color.

Dulce cóctel de frutas

El zumo se introduce con el resto de la receta antes de que la golosina sea procesada, con el fin de que resulte más saludable. Como la nueva gama de Miguelañez: Zumo Jelly, que además no tiene grasas, gluten ni conservantes artificiales. Varios productos de la gama son un clásico de las gominolas, como las nubes, los ositos, las bananas (que tienen un 10% de zumo de plátano), los tiburones, las cocacolas y las fresas.

La chuche, divino tesoro

El mercado anual de confitería, según el Anuario de Cadbury, movió 125.815 mill. de € en 2009. Europa encabeza la lista de aficionados a las chuches, donde existe una gran tradición con respecto al consumo de caramelo. España está en quinta posición… ¡golosos!

Con cultura propia

El caramelo se inventó en 1820, aunque antes de que se usara el azúcar, ya se cocinaban dulces con miel, jengibre y regaliz. Desde entonces, es extraño no encontrarlos en casi todas las despensas.

A nadie le amarga un dulce

La RAE define la golosina como “manjar delicado, generalmente dulce, que sirve más para el gusto que para el sustento”. Es importante tener en cuenta esto último y no utilizarlo como única fuente de energía, sino como un recreo del paladar reservado para exclusivos momentos de placer.

Golosinas sin azúcar

Muchos piensan que al elaborar el producto sin azúcar, el sabor cambia. Acerca de esto, es curioso lo que nos cuenta la jefa de producción de Fiesta: “El sabor está en el cerebro; si ves un Kojak de cereza con un color más pálido [porque no lleva chicle], creerás que no sabe igual, pero en realidad nada cambia excepto su presentación. La receta es la misma”. Y resulta tan sabroso como el original. Pero los productos estrella sin azúcar son los chicles y caramelos, como Five Gum, Mentos y Halls.