Corre el falso rumor de que el nuevo coronavirus que causa COVID-19 se escapó de un laboratorio, pero los estudios confirman que evolucionó naturalmente

Cuando los investigadores compararon el genoma del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 Con otros nueve virus de la misma familia capaces de infectar a seres humanos, la conclusión fue que había evolucionado de forma natural a partir de un virus existente.

En concreto se estudiaron en las proteínas «spike» que utiliza el virus para engancharse a las células, romper sus membranas en infectarlas, que se denominan spike por su forma. En estas proteínas se encuentra una parte llamada RBD (Receptor Binding Domain) que es la encargada de anclar al virus a la célula como si se trataran de un gancho.

La otra parte fundamental de la proteína es el sitio de escisión (cleavage site), que actúa como un ariete para romper la membrana de la célula e inyectar así el ARN viral, las instrucciones que convierten a la célula infectada en un zombie dedicado a fabricar más virus.

Estas proteínas atacan una parte concreta de las células, un receptor llamado ACE2 (enzima conversor de la angiotensina 2). El nuevo coronavirus es extremadamente efectivo para anclarse a los receptores ACE-2, de una forma que no podría haber sido replicada en ningún laboratorio.

El nuevo coronavirus es extremadamente efectivo para anclarse a los receptores celulares de una forma que no podría haber sido replicada en ningún laboratorio.

Al mismo tiempo, la estructura del nuevo coronavirus es diferente a los otros virus existentes. Si se hubiera desarrollado en un laboratorio, se habría comenzado a trabajar con uno de estos, con lo cual habría similitudes.

Ahora mismo se barajan dos teorías sobre el origen del virus. La primera es que evolucionó en un animal, se volvió infecciosa en la población de animales y pasó a los humanos. Un posible candidato sería el murciélago.

Esto se corresponde con otros virus de la familia coronavirus que han pasado de animales a seres humanos, como el MERS, que evolucionó en los camellos, o el SARS en los linces. En este caso el virus podría seguir activo en la población animal, y dar lugar a un nuevo brote más adelante.

La otra teoría es que el virus no resulta dañino en los animales, pero se convirtió en patogénico al pasar a los humanos. Se han encontrado similitudes con las RBD de las proteínas en el coronavirus del pangolín, un animal que se vende en los mercados de China, como el de la ciudad de Wuhan.

Si el virus muta en los humanos, se reducen las probabilidades de un nuevo brote, ya que la población humana está adquiriendo inmunidad durante la infección y sería necesario que pasara más tiempo para que se produjera una mutación.

REFERENCIA

The proximal origin of SARS-CoV-2