Según han descubierto recientemente neurólogos de la Universidad de Washington, los niveles de proteínas que forman las placas seniles, directamente relacionadas con el Alzheimer, se incrementan en el cerebro de ratones, y también en el líquido de la medula espinal de personas durante el tiempo que están despiertos y descienden cuando duermen. El equipo, dirigido por David Holtzman, descubrió también que ratones que no durmieron lo suficiente durante tres semanas, tenían más placas en el cerebro que los que sí habían descansado.
Hasta ahora se sabía que la falta de sueño y el Alzheimer estaban relacionados, pero los neurólogos pensaban que era esta dolencia la que provocaba la interrupción del sueño.
Los investigadores utilizaron un sistema conocido como microdiálisis para medir los niveles de la proteína en las células cerebrales de los ratones. Y observaron que los niveles de la proteína descendían cuando era de día (y los ratones dormían) y se incrementaban al llegar la noche (cuando los ratones están más activos). Luego el equipo de científicos realizó pruebas similares en voluntarios sanos y observó un patrón idéntico: la proteína descendía en las horas de sueño y se ascendía en la vigilia.

Hotlzman especula que la falta de sueño, especialmente en la edad adulta, cuando las placas seniles comienzan a formarse, podrían disparar la aparición de Alzheimer en personas genéticamente susceptibles de padecerla. Y esta podría ser una de las causas que explicarían porqué debemos dormir.

Redacción QUO