De acuerdo con un reciente descubrimiento de Tracy Kivell del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y de Daniel Schmitt Universidad de Duke, la diferencia entre las muñecas de los gorilas y de los chimpancés, tiene la clave de nuestro modo de desplazarnos.
Si bien tanto los chimpancés como los gorilas se mueven apoyando los nudillos en el suelo. Kivell y Schmidt han descubierto que la disposición de los huesos de sus muñecas son distintos. Mientras los primeros flexionan los brazos y apoyan los nudillos, sometiendo a la muñeca a un gran estrés, pero ganando en estabilidad al desplazarse entre las ramas de los árboles, los gorilas, caminan con los brazos y las muñecas extendidos, lo que hace que sus extremidades superiores, estén liberadas de el estrés que sufren los brazos de los chimpancés.
Como resultado de esto la muñeca de los chimpancés tienen unos pequeños “sobrehuesos” y depresiones que impiden que la muñeca se doble demasiado, algo de lo que los gorilas carecen. Los huesos de nuestros ancestros, aquellos que vivieron hace 3 millones de años, son más parecidos a los de los chimpancés que a los de los gorilas. Esto concuerda con la idea de que la posición erguida de nuestros ancestro ha evolucionado de un antepasado común capaz de trasladarse entre los árboles con sus cuatro extremidades y también de caminar erguido.

Redacción QUO