Como si se enfrentara a una epidemia de consecuencias imprevisibles, el gobierno francés estudia limitar el uso del móvil entre los escolares guiado por un «principio de precaución sanitario». ¿Pueden tener efectos nocivos en la salud? ¿Pueden provocar cáncer? Los informes oficiales insisten en que no hay motivo para la alarma. En España, el que hizo el Instituto de Salud Carlos III no encontró ninguna relación entre las antenas y los móviles y el aumento de casos de cáncer.

Pero eso no quiere decir que sus radiaciones sean inocuas. El estudio hablaba del impacto paisajístico y urbanístico de las antenas, de la contaminación por metales pesados que puede producir el abandono de aparatos, y del aumento del estrés por uso del móvil. Pero, sobre todo, hacia hincapié en un peligro tangible: el aumento de la siniestralidad que se produce cuando se conduce y se habla por teléfono al mismo tiempo. Según la investigación del Carlos III, es cuatro o cinco veces superior a lo estadísticamente normal, el equivalente a conducir con una tasa de alcohol de 0,8%.

Redacción QUO