De California, una réplica de Silicon Valley en cuestión de reproducción asistida, proceden los dos hijos de José y Juan, un matrimonio que llevó a cabo la práctica de la subrogación (más conocida como vientre de alquiler). Obtuvieron la primera certificación registral estadounidense en la que los menores constan como hijos de ambos que surte efecto en España.

José nos cuenta: “Pagamos 180.000 euros, y el proceso duró dos años. Somos los primeros padres homosexuales españoles por gestación subrogada y juicio de paternidad prenatal. Es decir, antes de nacer, la Corte Superior de California proclamó a los niños “hijos naturales” de ambos. El primer intento de gestación fue fallido. En el segundo, de 40 embriones, 20 tenían defectos genéticos graves, y otros 20 resultaron perfectos.

De estos se seleccionaron los dos con mejores índices de vitalidad. La gestante era una mujer distinta de la donante de óvulos, por lo que no existe un vínculo genético entre los niños y ella. Pero nuestro sainete empezó en el Consulado español en Los Ángeles. A pesar de que ya teníamos el certificado de nacimiento norteamericano con nuestros nombres como padres, no pudimos registrarlos como hijos de españoles en el extranjero.

En la Dirección General de Registros y del Notariado se nos acusó de defraudadores de ley internacional. Solo después de una apelación al Consulado y un calvario burocrático interminable, resolvimos nuestra paternidad legal;

la otra, la paternidad cotidiana, ya había comenzado a ser maravillosa.Ahora, con los bebés en casa, nos excluyen de cualquier derecho maternal, como las ayudas estatales que se perciben por hijo nacido. Pero nuestro empeño sigue intacto. Por ellos.”

Redacción QUO