Por si no tuviéramos enfermedades de transmisión sexual de las que preocuparnos, llega una reclamando el trono por su virulencia y resistencia. Se trata de MGen (Mycoplasma Genitalium), una bacteria que en tan solo 5 años puede llegar a convertirse en una superbacteria, muy difícil de tratar con antibióticos, y que dejaría alrededor de 4.800 mujeres infértiles cada año, según datos de la Asociación Británica de Salud Sexual y VIH.

La alerta viene porque se trata de una infección que puede llegar a ser asintomática durante un tiempo, pero que cuando los pacientes desarrollan los primeros síntomas, estos se parecen a los de una clamidia o una gonorrea, cuando en realidad se trata de MGen. En hombres, los principales síntomas incluyen secreción acuosa del pene y dolor al orinar, mientras que en las mujeres se ha determinado irritación en la zona púbica y al orinar, así como sangrado después de practicar sexo. ¿La solución? En un primer momento, si no se identifica bien y se camufla, los doctores la tratan como si fuera clamidia o gonorrea, pero se está detectando una resistencia inaudita de esta bacteria a los antibióticos específicos y se teme que en unos años pueda llegar a provocar problemas aún mayores para ambos sexos.

Actualmente, afecta a un 3 % de la población mundial, pero en un futuro podría ser más y de manera mucho más virulenta. En caso de los hombres, con un riesgo hasta 5 veces mayor de desarrollar una uretritis no gonocócica o inflamación de la uretra, mientras que en las mujeres las consecuencias son más graves: desde que se aumente las probabilidades de desarrollar inflamación del cuello uterino o de la pelvis, lo que podría llegar a provocar partos prematuros e infertilidad. Además, aumentaría las probabilidades de que pudieran contagiarse por el VIH.

Ahora los médicos piden ayuda, herramientas específicas para poder detectarla y no confundirla con otra ETS que no es.

Alberto Pascual García