La idea de que un insecto se introduzca en nuestras orejas resulta bastante aterradora, pero en ocasiones sucede en la realidad. Es lo que le ha ocurrido a una mujer de Florida, a quien los médicos tuvieron que extirparle una cucaracha del interior de su oído izquierdo. El insecto probablemente se había metido dentro mientras dormía.

Ya en el hospital, los médicos usaron una sustancia llamada lidocaína con un doble propósito: el de adormecer su oído y el de matar al insecto. Y, una vez muerto, lo extrajeron con unas pinzas. Pero nueve días después, la joven tuvo que regresar a la consulta ya que seguía teniendo molestias en el interior del oído. Estaban causadas por la cabeza del insecto, que se había quedado en su interior.

No existen cifras oficiales de cuantas personas necesitan que les extraigan insectos de sus orejas pero, aunque no sea algo muy común, si que sucede de vez en cuando, especialmente en lugares de clima tropical. Un estudio publicado en 2006 en el South Africa Medical Journal relata que, en un hospital de Ciudad del Cabo, tuvieron en un período de dos años 23 casos de personas a las que se les habían introducido insectos (incluidos escarabajos, cucarachas y garrapatas) en los oídos.

Eso nos recuerda el caso del explorador Richard Francis Burton, quien relató en su diario cómo durante su expedición en busca de las fuentes del Nilo, se le metió un escarabajo. Sus ayudantes intentaron matarlo vertiendo cera líquida dentro de la oreja, aunque finalmente tuvieron que trincharlo con la afilada punta de un compás. Lo que le costó al explorador la pérdida de dicho oído.

Fuente. LiveScience.

Vicente Fernández López