Da igual que comamos sano o que nos atiborremos de comida rápida. Cada vez que nos sentamos a la mesa, ingerimos una media de cien partículas de plástico, al margen del alimento que tomemos. Es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Heriot Watt, en Escocia.

Los investigadores analizaron primero la cantidad de partículas de plástico que contenían los mejillones en su interior, y llegaron a la conclusión de que una persona podía ingerir al año una media de 100 de dichas partículas por comer estos mariscos. Pero, posteriormente, estudiaron la cantidad que podía encontrarse en un plato de comida normal, y descubrieron que era una media de cien. Lo que implicaba que una persona podía ingerir entre 13.000 y 68.000 de estas partículas al año.

Pero, ¿de dónde provienen esos microplásticos? Los investigadores explican que se encuentran flotando en el ambiente, formando parte del polvo microscópico que nos rodea y que se posa sobre todos los objetos de nuestro entorno, incluidos los alimentos que comemos cada día.

Fuente: IFL SCience.

Vicente Fernández López