Cirugía

Lucir vientre plano tiene solución con el bisturí. “Cuando se quita la grasa subcutánea, se manifiesta la musculatura que la persona tiene debajo”, dice Carlos Navarro, cirujano de la Clínica Menorca de Madrid. Y estos músculos se refuerzan en el gimnasio. ¿Hay prótesis para marcar ta­bletititas? No, porque estas no po­drían fijarse en el vientre. Sí hay implantes para el pecho, por 7.000 euros. “Son cuadrangulares, tienen entre 180 y 300 gramos, y se colocan a través de la axila”, explica el doctor Navarro.

Ombligoplastia

Los médicos prefieren llamarla umbilicoplastia. Al margen del nombre, es una de las intervenciones estéticas más sencillas y rápidas, aunque no la más frecuente. Para moldear la fosa del ombligo según la forma que se desee, el cirujano dibuja un arco por la parte superior y elimina con el bisturí la estenosis (estrechez patológica del orificio). La operación sólo necesita anestesia local, dura alrededor de media hora y el precio ronda los 400 euros.

Sin bisturí

  • Cavitación. La terapia cuesta entre 1.000 y 1.500 euros (a 250 euros la sesión) Consiste en aplicar ultrasonidos de baja frecuencia a las zonas donde hay grasa acumulada. Carmen Manzano, de la clínica Antiaging Group de Barcelona, explica que: “Las ondas rompen las células grasas y respetan los tejidos de alrededor”.
  • Mesoterapia. La grasa se disuelve con el cóctel de vitaminas, minerales y sustancias homeopáticas. También activa la circulación sanguínea y linfática, lo que ayuda a la eliminación de toxinas.
  • Radiofrecuencia. Los campos eléctricos que genera hacen creer al cuerpo mediante el calor que ha sufrido un trauma. Y este, engañado, envía sustancias que regeneran el tejido.
  • Electroestimulación. Con esta terapia se generan ondas que contraen y relajan el músculo. Este movimiento hace que se deshagan los nódulos de grasa.

Redacción QUO