Hacer accesible la ciencia a todo el mundo. Este es el objetivo que pretende un grupo de científicos del Centro ARC de Excelencia en Bio-Nanociencia y el Royal Melbourne Institute de Tecnología de la Universidad de Australia. Gracias a un pequeño dispositivo que puede imprimirse en 3D y adaptarse a la lente de la cámara del móvil, podremos usar el teléfono como si fuera un microscopio totalmente funcional.

[image id=»95015″ data-caption=»Fuente: ARC (University of Australia)» share=»true» expand=»true» size=»S»]

Tal es su potencia, que se pueden distinguir especímenes tan pequeños como 2 centésimas de milímetro. Esto supone que cualquiera podría analizar organismos microscópicos y células epiteliales, incluso convertirlo en una herramienta adecuada para analizar la potabilidad del agua o muestras simples de sangre. Todo aquel que desee tenerlo, solo tiene que pinchar en este enlace para descargarse la documentación para imprimir en 3D el dispositivo.

Uno de los investigadores encargados de este proyecto, Antony Orth, destacaba en Digital Trends los beneficios de este sistema de análisis, sobre todo en zonas donde es muy difícil acceder con todo un equipo de estas características para realizar un simple diagnóstico médico: “La mayoría de estos artilugios son muy complicados de montar. Hay muchas pequeñas piezas que deben ensamblarse correctamente para que funciones de forma correcta y si no tienes acceso a un laboratorio, puede ser complicado. Por ello, quisimos ir en la dirección contraria y conseguir crear el microscopio más simple que se pudiera hacer”.

El dispositivo impreso en 3D sirve para redirigir la luz del flash de la cámara del móvil hacia la muestra que se desea analizar, sin necesidad de espejos. Un trabajo muy interesante que podéis ampliar en la publicación de esta semana de la revista Science Reports.

Alberto Pascual García