Que una dieta basada en lo que llamamos comida rápida no es muy saludable, es algo que ya habían confirmado numerosos estudios. Pero, ahora, una nueva investigación realizada por la Universidad de Bonn en Alemania, ha intentado descubrir como reacciona el organismo ante este tipo de alimentación. Y lo que han averiguado es que lo hace de un modo idéntico a como actuaría en el caso de una infección bacteriana.

Los investigadores realizaron un experimento con ratones, a los que sometieron durante un mes a una dieta equivalente a lo que sería una basada en «fast food» para el ser humano. Y el resultado fue que se observó un aumento de células inmunes en la sangre de los animales utilizados como cobayas, provocando una reacción inflamatoria similar a la que causaría un virus.

E investigando aún más, observaron como ese cambio de dieta provocaban la alteración de los genes vinculados a las llamadas células primordiales pluripotentes, de las que proceden todas las que conforman el sistema inmunitario. Pero, lo más sorprendente fue comprobar que, como el sistema inmune innato tiene una forma de memoria para responder con rapidez en caso de un nuevo ataque, el consumo prolongado de comida basura lo mantiene en un estado de alerta constante.

Tal y como explican los investigadores, es algo que también se ha observado en los casos de infección. Una vez que esta ha sido superada, los mecanismos de respuesta del sistema inmune siguen activados durante un período de tiempo, porque así le es más sencillo reaccionar y luchar contra una nueva infección.

Para cerrar el círculo, el estudio también ha puesto de manifiesto que una proteína conocida como NLRP3 inflammasome, que actúa como una especie de detector de los indicios de infección, para «alertar» al sistema inmune, también se activa al adoptar una dieta basada en la comida rápida.

Vicente Fernández López