Cuando los bebés gatean, especialmente sobre superficies amoquetadas o con alfombras, levantan nubes de partículas formadas por polvo, esporas de polen, bacterias… Ahora, un experimento realizado por la Purdue University, en Indiana, ha medido por primera vez cuantas de esas sustancias son inhalada spro los pequeños mientras se arrastran por el suelo. Y el resultado es que es cuatro veces superior por kilo de masa corporal, a la que respira un adulto al caminar por el mismo suelo.

Para el experimento, los investigadores utilizaron a un bebé robótico, que es el que aparece en la foto y en el vídeo, y que es también menos adorable que uno de verdad.

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El experimento reveló que la cantidad de partículas que se levantan de un suelo al moverse sobre él, va disminuyendo conforme aumenta la altura. Por eso, los bebés aspiran más cantidad de ellas que los adultos. Pero, además, en el caso de los segundos, la mayoría de ellas se quedan en la garganta, mientras que en el caso de los niños pequeños una gran cantidad de ellas pasa al interior del sistema respiratorio.

Eso, que en principio puede sonar alarmante, no tiene porque ser forzosamente malo. Los investigadores explican que la inhalación de muchas de esas partículas contribuye a fortalecer el sistema inmune de los bebés.

Vicente Fernández López