El 90% de los casos de mal aliento, tienen su origen en la boca del paciente, y son fácilmente subsanables con el uso de productos de higiene bucal. Pero hay otro 10% que tienen otro origen, y que pueden deberse a procesos que involucran a otros órganos como la nairz, o a enfermedades como la diabetes. Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la University of Groningen y de la Clinic for Periodontology de Amsterdam, ha encontrado otra posible causa: la genética.

Los investigadores estudiaron el caso de diferentes personas que presentaban una modalidad bastante extrema de halitosis, que provocaba un olor bastante desagradable que recordaba al del queso podrido. Los análisis que realizaron a dichas personas revelaron la presencia de dos compuestos químicos, el sulfato de dimetilo y el metanotiol, responsables de algunos olores particularmente desagradables.

Los autores del estudio recurrieron entonces a una bacteria llamada Hyphomicrobium, que produce una proteína denominada metanotiol oxidasa, que descompone dichos compuestos eliminando el mal olor. Dado que ya se ha identificado el gen de dicha bacteria que regula la producción de esa proteína, faltaba estudiar la versión de dicho gen en los humanos. Y el resultado fue positivo.

Así, las muestras que se tomaron a los pacientes que sufrían de halitosis revelaron que padecían una mutación en el gen SELENBP1, que impedía la producción de dicha proteína, causando el mal olor del aliento. Los investigadores creen que esa mutación puede ser más común de lo que se piensa, y que podrían portarla una de cada 90.000 personas.

Se da también el caso de que la mutación en el gen SELENBP1 puede ser un marcador de ciertos tipos de cáncer. Y eso podría explicar porque los perros son capaces de detectar con su olfato algunos tumores, ya que estarían detectando el sulfato de dimetilo y el metanotiol, los mismos compuestos responsables de la halitosis.

Vicente Fernández López