Se calcula que aproximadamente el 2% de la población es celiaca. Pero existe también otro porcentaje de personas que, aunque no padezcan esta enfermedad, experimentan molestias estomacales cuando consumen productos derivados del trigo. Pero, así como los celiacos no experimentan síntomas adversos cuando consumen productos sin gluten, existen otras muchas personas a las que el trigo y sus derivados les siguen sentando mal aunque los consuman libres de dicha proteína.

Es lo que se conoce como Sensibilidad al gluten no celiaca (ACSG), una patología que fue nombrada por primera vez en 1970 y que ha levantado mucha controversia, ya que durante mucho tiempo no se consideró como una dolencia real. Actualmente se estima que podría afectar al 6% de la población.

Por ese motivo, muchos investigadores llevan tiempo preguntándose si existen otros compuestos del trigo que también puedan afectar a la salud de algunas personas. Y la posible respuesta la ha descubierto un estudio realizado por especialistas de la Monash University, en Australia.

Los resultados del estudio apuntan a un culpable muy concreto. Se trata de un grupo de carbohidratos conocidos como fructanos, compuestos por moléculas de fructosa, y que están presentes en el trigo, en las cebollas, los espárragos y el ajo. Los investigadores realizaron un experimento con 60 voluntarios, ninguno de los cuales era celiaco. A la mitad de ellos les dieron barras de cereales con gluten y al resto con fructanos. Y el resultado fue que los del segundo grupo mostraron síntomas relacionados con el síndrome del colon irritable.

Para los autores del estudio, estos resultados ponen de relieve por qué a algunas personas no les basta con seguir una dieta sin gluten para sentirse bien. Aunque reconocen que este estudio es solo un primer paso para tratar de establecer cuántos y cuales son los componentes del trigo que pueden afectar a la salud.

Conviene señalar que no es la primera vez que los fructanos son vinculados con el síndrome del colon irritable. Pero, a la vez, existen otros estudios que apuntan a que en algunos casos estos carbohidratos pueden tener efectos beneficiosos ayudando a reducir el colesterol, o que pueden ayudar a prevenir la diabetes y la osteoporosis.

Tal vez la clave esté en que los fructanos solo resulten nocivos para las personas que padecen ACSG y, por el contrario, resulten beneficiosos para el resto. Pero, para estar seguros, será necesario esperar a los resultados de futuras investigaciones.

Vicente Fernández López