Es una situación desagradable, no vamos a negarlo, sobre todo cuando estás a punto de hacer un examen, una entrevista de trabajo o estás… nervioso. Básicamente, esa es la sensación que todos tenemos cuando nuestra vejiga le dice al cerebro que debe abrir compuertas y tú, no puedes acudir al baño en ese momento. ¡Drama! Pero, ¿por qué ocurre?

Veamos, cuando estás tranquilo y nada te preocupa, la vejiga está relajada mientras esta se va llenando poco a poco de orina que viene de los riñones, hasta alcanzar más o menos medio litro. Mientras tanto, el esfínter externo de la misma está cerrado de forma hermética para que la orina no se escape. En el momento en el cual el saco muscular está lleno, envía una señal a través de la espina dorsal hasta el cerebro para decirle “Ok, está completo. Vete al baño”. Es entonces, cuando se relaja el esfínter externo y puedes dejar salir el flujo de orina.

A pesar de que no hay una única causa para que esto ocurra, existen dos teorías que podrían explicarlo. Según el urólogo de la Universidad de California, el doctor Tom Chi, “cuando uno siente ansiedad o está muy nervioso, tu cuerpo puede reaccionar en ‘modo lucha-huida’, lo que haría que nuestros riñones aumentasen la producción de orina y eso haga que quieras mear más”. Otro médico, en este caso el doctor Alan Wein, apunta que “bajo tensión, el sistema nervioso central se activa para funcionar a un nivel más alto de sensibilidad, lo que podría significar que nuestro cuerpo necesita menos orna para activar el reflejo para poder mear”.

Otra de las ideas que apunta Chi es que “cuando alguien está nervioso, los músculos se tensan, entre ellos los de la vejiga, lo que podría hacer que se mandara la señal errónea de que se quiere mear”. Por ello, los especialistas apuntan que la mejor solución en estos momentos es buscar distraerse y hacer ejercicios que puedan relajar la mente y los músculos.

Fuente: LiveScience

Alberto Pascual García