«Quince años hasta que llegó el litio, quince años perjudicando a todos los que amaba». Esto era lo que decía José Luis Goytisolo en su poema llega el litio. Y es que se trata de un elemento químico al que, desde la década de 1930, se le atribuyen numerosas propiedades en la lucha contra el deterioro cognitivo

Pero el litio también está presente de forma natural en el agua que bebemos, aunque en diferentes cantidades según la zona del mundo en la que nos encontramos, variando incluso dentro de un mismo país. Y ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Copenhague refuerza la creencia en sus bondades, ya que los investigadores daneses han descubierto que las personas tenían un 17% menos de riesgo de desarrollar demencia en aquellos lugares dónde los niveles de litio en el líquido eran más elevados.

Los autores del estudio creen que añadiendo más litio al agua del grifo se podrían evitar miles de casos de demencia. Pero la cosa puede no ser tan sencilla ya que, dependiendo de la dosis, este compuesto puede tener efectos negativos. De hecho, una investigación realizada en Suecia en 2011 reveló que el exceso de esta sustancia en el agua podía provocar hipotiroidismo.

Y según los autores del estudio realizado en Dinamarca, los efectos positivos contra la demencia empiezan a notarse en una concentración entre 15 y 21 micrógramos por litro.

Vicente Fernández López