La FundaciónNational Institute for Health de la Universidad de Standford (Palo Alto, California) ha llevado a cabo uno de los estudios más ambiciosos en el terreno del movimiento de los seres humanos. Existían estudios previos, pero las cifras de esta última investigación lo dicen todo: 68 millones de días de actividad, de 717.527 personas de 111 países a lo largo de todo el mundo; lo que supone monitorizar a todos ellos durante alrededor de 3 meses.

Para poder evaluar todos estos datos, los autores del estudio se sirvieron de la información conseguida a través de una aplicación móvil, desde la cual se evaluaron parámetros como la edad, el peso, la altura, el país de procedencia, el sexo de los participantes, tipo de comunidad donde residían, el trabajo que realizaban o incluso sus ingresos medios; detalles que podían ayudarles a generar ciertos patrones de conducta y trasladarlos al aumento o no de enfermedades relacionadas con el sedentarismo o la no actividad de los seres humanos, como puede ser la obesidad. ¿Su propósito? Demostrar que gracias a este tipo de aplicaciones se puede mejorar la salud de la humanidad, entendiendo mejor su rutina diaria.

Debido al volumen de países, se centró la investigación en 46 de ellos, de los cuales el 90% pertenecía a 32 países con grandes ingresos y el otro 10% era de 14 países cuyos ingresos son medios. Tras revelar los resultados, España, junto con Rusia, China, Japón, Bielorrusia y Ucrania (en colores verde oscuro), encabezaron los países donde sus ciudadanos mostraban una mayor predisposición a caminar a lo largo del día y a estar en movimiento.

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Pero, ¿qué hace que la gente andes más? Según el estudio, el hecho de que las ciudades de cada país hagan inversiones en mejorar la forma en la que la gente se desplaza por ellas, creando un ambiente seguro y divertido para caminar, reduce de forma notable la desigualdad de actividad física: “No es lo mismo cruzar desde un punto A hacia un punto B en una ciudad a través de una autopista o hacerlo andando. Por ejemplo, ciudades grandes como Nueva York o San Francisco (en EE.UU.) a pesar de que son inmensas se puede andar por ellas de forma segura, aumentando así la posibilidad de que la gente opte por caminar por ellas”, apunta Scott L. Delp, profesor de bioingeniería en y director de Mobilize Center en la Universidad de Standford.

La fiabilidad de estos resultados, según Delp, tiene que ver también con la monitorización diaria que se ha realizado:“No es lo mismo estar observando su día a día de forma continua que hacerles una encuesta sobre sus hábitos en la que debemos fiarnos que el sujeto te cuenta lo que realmente ha hecho. Por ello, esto abre la puerta a nuevas formas de hacer Ciencia a una escala mucho mayor de lo que hayamos podido hacer antes”.

Fuente: EurekAlert

Imagen: T. Althoff et al.

Alberto Pascual García