Ahora que hace calor, apetece tomarse un café con hielo, fresquito y que nos haga sentir bien a gusto. Pero los datos extraídos de una investigación realizada por el programa de la BBC Watchdog han dejado a más de uno con ganas de pedirlo en su próxima visita a 3 de las principales cadenas de cafeterías de Reino Unido: Costa, Caffè Nero y Starbucks.

El programa tomó 10 muestras de cada una de ellas y en las 3 encontró bacterias fecales conocidas como “coliformes”. En Costa, 7 muestras dieron positivo, frente a 3 en los otros dos establecimientos. Unos resultados que resultan alarmantes a los ojos de Rob Kingsley, experto en patógenos de origen alimentario y uno de los principales investigadores del Instituto Quadram Bioscience: “Este tipo de bacterias coliformes son un indicador de contaminación fecal, lo que significa esencialmente, que cualquier cosa que puedes encontrar en las heces, también lo puedes encontrar en este hielo”, lo que implica que incluso podrían encontrarse otras bacterias mucho más peligrosas. Por lo tanto, la cadena de higiene está rota por algún sitio: “Es un indicador de que la fuente del agua para este hielo no es la más adecuada».

Las 3 cadenas se han apresurado a asegurar que ya están investigando el caso y que esperan dar con la solución al problema cuanto antes. La microbióloga y profesora titular de la Leeds Becket University, Margarita Gómez, fue la encargada de estudiar las muestras y cree considerable que el agua se contaminó por una mala higiene de quien manipulara el hielo o incluso de una mala limpieza de los propios contenedores de hielo: “Para que os hagáis una idea, los niveles adecuados por ley en agua del grifo son muy bajos, como de 10 microorganismos por milímetro. En este caso encontramos cientos de ellos. Esto provoca que podamos enfermar con más facilidad, sobre todo, si somos más vulnerables”.

No es la primera vez que se encuentran restos de esta bacteria en una comercio, ya en 2016, también se descubrieron altos niveles de coliformes en el hielo de la cadena de restaurantes KFC en Birmingham.

Fuente: The Guardian

Redacción QUO