El Angiostrongylus cantonensis era un parásito habitual de los climas tropicales pero, cada vez más, se está detectando su presencia en otras partes del mundo. El último brote se ha producido en Estados Unidos, concretamente en el estado de Florida.

El parásito acostumbra a anidar en ratas y caracoles, pero puede infectar al ser humano, causándole una meningitis. Comer caracoles crudos oa través de sus babas, después de haberlos manipulado, es la forma más común de contagio.

Las larvas ingeridas penetran en los vasos intestinales y acaban llegando a las meninges, donde mueren al cabo de poco tiempo, produciendo una reacción que acaba desencadenando la meningitis.

Los síntomas que siente una persona infectada son dolores de cabeza, dolor en el cuello, náuseas… El paciente se recupera sin problemas si recibe la atención adecuada pero, en caso de que no sea así, la presencia del parásito en su cerebro puede acabar provocándole daños neurológicos muy graves.

En España se detectaron varios casos en 2011, aunque todos ellos eran pacientes que se habían contagiado durante un viaje al Caribe, y que acabaron recuperándose positivamente.

La variante más habitual de este parásito es la que afecta al sistema nervioso, pero existe otra conocida como Angiostrongiliasis abdominal, que puede atacar al hígado del paciente, y obstruir los vasos sanguíneos provocando daños en los testículos o en la vagina.

Así que, ya saben, si este verano recogen caracoles, no se olviden de lavarse bien las manos.

Fuente: LiveScience.

Vicente Fernández López