Cuando los bu­distas meditan, intentan borrar de la mente los pensamientos errantes, las corrientes de consciencia, enfocando la atención en la postura y la respiración.

Giuse­ppe Pagnoni, neurocientífico de la Universidad de Mó­dena y Reggio Emilia, Italia, se cuestionó si eso significaba que habían aprendido a suprimir la actividad de esa segunda red neuronal que nos permite fantasear. Para averiguarlo, presentó a un gru­po de voluntarios cadenas alea­torias de letras y les pidió que de­terminaran si formaban una palabra inglesa o un galimatías.

Cada vez que un sujeto veía una palabra real, su red por de­fecto se activaba, una evidencia de que tenía pensamientos deambulantes.

Los que me­ditaban hicieron la prueba tan bien como los que no al reconocer palabras, pero eran más rápidos controlando su fantasía después: lo conseguían en 10 segundos, mientras que los no meditadores tardaban­ 15.

Redacción QUO