Memoria de elefante
El sueño actúa como un conservante de la memoria, pero no cualquiera vale. Más importante que el número de horas que descansamos es el tipo de sueño que tenemos.

Según una investigación de Ysbrand van der Werf, del Instituto de Neurociencias de Amsterdam, interrumpirlo en su fase profunda produce un em­peo­ramiento de la memoria.

Los investigadores utilizaron en el experimento un leve sonido para sacar a los participantes del sueño profundo e introducirlos en una fase más ligera.

Después, midieron la actividad eléctrica cerebral y comprobaron que se reducía notablemente en el hipocampo, la zona encargada del proceso de codificación memorística.

Nos resfriamos menos
Las personas que duermen me­nos de siete ho­ras tienen tres ve­ces más riesgo de contraer un resfriado que las que descansan al me­nos ocho horas.

Es la conclusión de un estudio de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, Pensilvania.

La investigación explica que dormir poco influye en los niveles de histaminas, citoquinas y otras sustancias que el cuerpo libera en respuesta a una infección.

Un plus de neuronas
Descansar mal produce somnolencia… y riesgo de desarrollar problemas neurológicos, según un estudio coordinado por Ronald Postuma, de la Universidad McGill, en Montreal, Canadá.

La alteración que provoca este aumento del riesgo es la que tiene lugar en la fase REM. Postuma estudió a 93 personas con este tipo de alteración que no presentaban signos de enfermedades degenerativas, y siguió su evolución durante cinco años. En este período, 26 desa­rrollaron algún tipo de demencia.

De estos, 14 fueron diagnosticados de alzhéimer o de demencia de cuerpos de Lewy, 11 desarrollaron párkinson y uno presentó atrofia sistémica múltiple.

Arterias limpias
Los individuos que más horas duermen puede que no tengan buena prensa, pero sus arterias están como una patena.

Este grupo registra una incidencia menor de calcificación en las arterias coronarias, un predictor de enfermedad cardíaca, según un estudio de Diane Lauderdale, de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos.

La investigación ha cuantificado el beneficio que se obtiene durmiendo una hora más que la media, y ha llegado a la conclusión de que es similar al que se consigue por mantener la tensión arterial a raya.

Por otra parte, el sueño también ayuda a regular la presión sanguínea, con lo que la salud cardiovascular sale doblemente beneficiada.

Investigadores de la Universidad de Cleveland han comprobado que las personas que duermen mal tienen una tensión arterial medio punto más alta que los que disfrutan de un buen sueño reparador.

Redacción QUO