Tradicionalmente, las investigaciones referidas al impacto de un alimento para nuestra salud se ha basado en el contenido de nutrientes individuales, tales como proteínas, grasas, carbohidratos, etc. Pero, una nueva investigación publicada en la revista American Journal of Clinical Nutrition, demuestra que los efectos sobre la salud de un producto alimenticio no pueden determinarse sobre la bases de nutrientes individuales que contiene, sino que la dieta debe ser evaluada en su conjunto. Es decir, deben tenerse en cuenta los alimentos que se consumen al mismo tiempo.

Según Tanja Kongerslev Thorning, autora principal de la investigación, los científicos se llevan preguntando mucho tiempo la razón de que los efectos reales de un alimento sean contrarios a los efectos esperados teniendo en cuenta la base de su contenido nutricional, razón que les ha llevado a investigarlo más de cerca. «Cuando comemos, no consumimos los nutrientes de cada alimento de forma individual, sino un plato en el que se combinan varios productos. Por ello, hay que evaluar los productos alimenticios en su contexto».

Esto no significa que la composición de un determinado alimento pueda alterar las propiedades de los nutrientes contenidos en él, de manera que no se puede predecir un análisis de sus nutrientes individuales. Por ejemplo, los productos lácteos como el queso tienen un menor efecto sobre el colesterol en la sangre que el que podría creerse sobre su contenido en grasa saturada. Existen interacciones entre los nutrientes de un alimento que son importantes por su efecto global sobre la salud.

Según explica Kongerslev, «otro ejemplo son las almendras. Contienen una gran cantidad de grasa, pero liberan menos grasa de lo esperado durante la digestión. Los efectos sobre la salud de un alimento son probablemente una combinación de la relación entre sus nutrientes y también de los métodos empleados para su preparación o producción».

Fuente: eurekalert.org

Rafael Mingorance