Una paciente sufrió quemaduras durante un incendio que se desencadenó mientras se sometía a una intervención quirúrgica con láser en el Tokyo Medical University Hospital, en Shinjuku, Tokio. Y la culpa la tuvo una vulgar flatulencia.

Según ha informado el propio centro, el médico había acercado el láser al cuello del útero de la paciente y, justo en ese preciso instante, la mujer, que se encontraba bajo los efectos de la anestesia, soltó la dichosa ventosidad que, al entrar en contacto con la irradiación láser, provocó una llamarada. Desafortunadamente, el fuego se propagó a las sábanas causando un pequeño incendio.

Las quemaduras de la paciente no revisten mayor gravedad, pero la noticia ha puesto de relieve un hecho que la gran mayoría ignorábamos: las flatulencias son bastante comunes en los quirófanos. Y ello se debe a que son uno de los muchos efectos secundarios provocados por la anestesia.

Eso en lo que respecta a los pacientes pero resulta que, en algunas ocasiones, los propios médicos y el personal sanitario también las sueltan. De hecho, el cirujano y divulgador científico Karl Kruszelnicki, realizó un experimento para comprobar si los gases que se soltaban en el quirófano podían contaminar las heridas abiertas de los pacientes.

Para ello, pidió a un colaborador que liberara los gases de su intestino a escasa distancia de varias placas de las que se utilizan para los cultivos en los laboratorios. El experimento se realizó con el voluntario vestido y desnudo. Y lo que se observó es que las placas que se habían utilizado mientras el sujeto soltaba sus ventosidades con la ropa puesta, estaban limpias mientas que, en las que se habían empleado cuando se las tiraba desnudo, se detectó la presencia de bacterias.

La conclusión fue, por tanto, que al igual que las mascarillas para la boca protegen de los contagios, mientras los doctores y las enfermeras estén vestidos en el quirófano, no existe el riesgo de que una imprevista flatulencia pueda transmitir alguna infección a los pacientes.

Fuente: http://www.asahi.com/ajw/articles/AJ201610300030.html

Vicente Fernández López