Numerosos estudios han confirmado que el uso de antibióticos a temprana edad está conectado a un incremento en el riesgo de enfermedades autoinmunes y a obesidad. Ahora un estudio, realizado en Finlandia, concluye que los antibióticos interfieren en el desarrollo de las bacterias del intestino reduciendo su biodiversidad.
El trabajo, publicado en Nature Communications y liderado por Willem de Vos de la Universidad de Helsinki, se basó en el análisis de 142 niños de entre 2 y 7 años y su uso de antibióticos. Se investigó el índice de masa corporal y la incidencia de asma, junto a la diversidad de la flora bacteriana.
Las conclusiones muestran que la composición de esta era notablemente menos diversa y más lenta en su desarrollo en aquellos que habían consumido antibióticos de amplio espectro, como los macrólidos. Cuanto menos tiempo había pasado desde la ingestión de la medicina, más notable era esta consecuencia.
“En general – explica Katri Korpela, coautora del estudio – el microbioma intestinal tarda más de un año en recuperarse del uso de antibióticos. Si un niño toma demasiados en sus primeros años de vida, puede que su flora no se recupera del todo. Los antibióticos que utilizan penicilina mostraron un efecto menor. Nuestro objetivo es resaltar que los antibióticos nunca deben ser autorecetados y menos tomarse “por las dudas”.”
De acuerdo con las conclusiones del artículo, el uso de macrólidos durante los dos primeros años de vida, se asocia a un incremento de la masa corporal, mientras que el uso frecuente, aumenta el riesgo de desarrollar asma.

Juan Scaliter