Nuestro cerebro requiere un tiempo mínimo de permanencia del objeto, por debajo del cual no es capaz de percibir lo que tenemos delante. Hay una frontera de 200 milisegundos. Si algo aparece ante nosotros menos de ese tiempo, no lo “vemos”. En eso se basan trucos como el de la chica que se cambia de ropa en el escenario. Además, si requieren nuestra atención sobre algo (si nos fijamos en las manos del mago), no percibimos otros objetos, aunque estos aparezcan en nuestro campo visual.

Redacción QUO