La mujeres tienen que ir más al médico. Eso lo sabemos todos. ¿O no? Los recientes estudios parecen confirmar que muchas de las pruebas diagnósticas que se realizan a mujeres no tienen ningún fundamento y lejos de ayudar a la prevención pueden estar induciendo ‘falsos positivos’ así como efectos secundarios.

Esta es una lista de las pruebas y el estado de la cuestión:
Mamografías. Desde hace años se ha dado por hecho que, a partir de una determinada edad, todas las mujeres deberían hacerse una mamografía. Un reciente estudio realizado en Canadá, y publicado en la prestigiosa British Medical Journal confirma que estos cribados no reducen la mortalidad y que un 22% de los cánceres descubiertos por esta técnica fueron sobrediagnosticados. Siguiendo con estos descubrimientos, recientemente el Consejo Médico Suizo recomendó retirar la mamografía universal de cribado de cáncer de mama. El autoexamen mamario, también se ha demostrado ineficaz.

Citologías. Esta prueba de cribado, destinada a prevenir el cáncer de cérvix, es efectiva, pero siempre que se haga en sus debidas dosis: cada tres años o, a partir de los 35 años, cada lustro. En caso contrario, provoca también falsos positivos.
Embarazo. ¿Te quieres quedar embarazada? Si la respuesta es afirmativa, seguro que ya estás practicando algún rito de salud para garantizar que el posible embarazo se desarrolle saludablemente. Pues no sirve para casi nada. Un reciente metaanálsis basado en cuatro investigaciones previas, con un total de 2.300 mujeres estudiadas, concluye que esas práctica teóricamente higiénicas no tiene ningún valor.

Osteoporosis. Como bien explica el médico de familia Roberto Sánchez en uno de sus textos, «la osteoporosis no es una enfermedad, es un número que marca la probabilidad de padecer una fractura». España es uno de los países de Europa que más medicamentos prescribe contra la osteoporosis, pese a que sus cifras de prevalencia son de las más bajas del continente, posiblemente debido a que el Sol ayuda al fortalecimiento óseo. La conclusión es del propio Sánchez: «Solamente un mínimo subgrupo de la población debería preocuparse acerca de ello y solamente un grupo aún menor debería tomar fármacos para que la probabilidad de fractura disminuya».

Redacción QUO