Los medicamentos genéricos, pese a llevar a muchos años ya introducidos en nuestro país, no acaban de tener el éxito esperado. Mientras en países de nuestro entorno, como Reino Unido o Alemania, este tipo de productos superan el 60% de cuota en España se queda en un tercio del mercado. Son mucho más baratos e igual de eficaces, pero siguen lejos de liderar el mercado. Un reciente estudio podría confirmar el origen de este problema: la imagen que esta dicotomía de fármacos tiene en internet.

Confusión en la red
«En la red se ha construido un discurso que predispone menos al consumo de genéricos que al de marca. Se utiliza habitualmente la denominación ‘medicamento innovador’ en oposición a ‘medicamento de marca’, que es un marco lingüístico que deteriora la imagen del producto genérico», explica Antonio López Peláez, catedrático de Trabajo de Social de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Él es uno de los autores de esta investigación, publicada en la revista Qualitative Social Work, que en sus conclusiones recomienda que se utilice siempre la denominación ‘medicamento de marca’, por la predisposición favorable que genera la palabra ‘innovador’.
Un búsqueda en la web de la patronal farmacéutica de marcas, Farmaindustria, permite encontrar más de 14.000 veces el mantra ‘medicamento innovador’. Curiosamente, su teórica competidora, la patronal de genéricos Aeseg, tiende a llamar a estos fármacos de manera indistinta y nomina en muchas ocasiones como ‘innovadores’ a aquellos fármacos ‘de marca’. Su propia patronal incumple, así, una de las recomendaciones del estudio de López Peláez.

Desprestigio en cajas de colores
«Sistemáticamente, durante años, se han llevado campañas de desprestigio, explica el médico de familia Vicente Baos. Y, además, los genéricos se impusieron a sangre y fuego a los médicos de familia mientras que en los hospitales parecía que había patente de corso, en general porque no tenían ningún registro electrónico controlable».
Sin embargo, Baos no cree que ni la prescripción hospitalaria ni la imagen en internet sean la verdadera razón de la falta de implantación de los medicamentos genéricos: «El problema excede a pacientes y médicos, y reside en la falta de homologación de su apariencia. Mucha gente rechaza los genéricos porque cada vez que va a la farmacia le dan un medicamento de un fabricante diferente. Un mismo medicamento genérico tendría que tener una apariencia similar para no confundir a los pacientes: un color de caja unificado y similar formato de pastilla».
Las personas mayores prefieren comprar medicamentos que no les confundan. Los más jóvenes, buscan en internet y creen que lo mejor está detrás de una marca. Mientras, los baratos y eficaces fármacos genéricos siguen esperando su momento para ofrecer la misma solución a un precio mucho más barato.

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¿Genéricos? Sí, gracias
Los medicamentos genéricos son aquellos cuya patente ha cumplido los 20 años. A partir de ese momento, el principio activo, es decir, lo que le hace que funcione, puede ser comercializado por compañías ajenas a su desarrollo original, que suelen ofrecer el mismo producto sin ninguna marca que lo defina y a un precio mucho más barato.
Poniendo el ejemplo de un producto con una patente ya veterana, mientras la Aspirina es el medicamento de marca original de la compañía alemana Bayer fabricado y comercializado exclusivamente por dicha empresa, el ácido acetilsalicílico es su principio activo, que se vende como medicamento genérico por numerosas firmas en todo el mundo.

Redacción QUO