En ocasiones, el instinto de supervivencia puede llegar a sacar de nosotros cosas impensables. Es el caso de Hu Songwen, a quién le diagnosticaron una insuficiencia renal en 1993 mientras estudiaba Meteorología en la Universidad de Nanjing.

Durante seis años, Songwen fue al hospital local para recibir varias veces por semana su sesión de diálisis. Pero el costo de cada visita, en torno a 60 euros, agotó rápidamente los ahorros de su familia, por lo que en 1999 comenzó un proyecto para salvar su propia vida sin arruinarse: construir una máquina de diálisis casera. ¿Sus materiales? Utensilios de cocina, piezas médicas y un libro de texto.

«Solo necesitas terminar el bachillerato, entender los principios básicos de la diálisis, seguir las instrucciones y estar muy pendiente durante el proceso. De esa forma nada puede salir mal», afirma Songwen al periódico Southern Weekly. Esa misma cabecera cita una investigación llevada a cabo en 2008 que concluía que solo el 10% de los chinos que requieren este tratamiento pueden permitírselo. Y desgraciadamente no todos son tan ingeniosos como Hu.

Según cuenta Songwen, el mayor desembolso de su máquina casera fueron los 600 € que tuvo que pagar cuando adquirió la bomba de sangre, de la que no pudo realizar su propia versión. Esto permitió que cada tratamiento le supusiera únicamente el coste de los productos químicos necesarios para la diálisis (7 €). Además, dispone de la mejor enfermera: su madre de 81 años, que le ayuda con el tratamiento.

Hu se hizo famoso tras publicar en internet un vídeo mostrando el funcionamiento de su original artefacto, una vez consiguió un seguro médico adaptado a su bolsillo que le cubría la diálisis. «Cuando le dije a los médicos lo que estaba haciendo me dijeron que estaba loco» Loco o no, su invento le ha mantenido con vida durante 13 años.

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Redacción QUO