Os va a sonar raro, pero los bioingenieros de la Universidad de Harvard tienen en mente reemplazar la típica inyección de un medicamento en estado líquido por… ¡una esponja! Sí, sí, como lo oyes: una esponja que mide menos de 2 milímetros y que crece dentro de nuestro organismo hasta el tamaño deseado.

Por extraño que parezca, la esponja inyectable es de una gran utilidad y puede sustituir a métodos más invasivos por ejemplo con medicamentos que se liberan lentamente. Además, tiene memoria, es decir, puede volver a encogerse hasta una diminuta fracción de su tamaño original ¿Y eso para qué sirve? Para evitar cirugías. Si se quiere instalar un «andamio» biológico, se puede inyectar la esponja y hacer que se expanda hasta tener la forma y el tamaño deseados.

En realidad se trata de un gel producido a partir de una gelatina basada en algas que se convierte en una esponja a través de un complejo proceso de enfriamiento. Primero se forman cristales de hielo en el gel, que más tarde se funden dando lugar a un gel definitivo (criogel) lleno de porosidades. Gracias a ellas, se puede rellenar con el medicamento deseado o incluso con células madre listas para ser introducidas en el organismo.

Solo falta un detalle para que todo esto funcione a la perfección. Los investigadores de Harvard aún tienen que dar una solución para asegurarse de que la esponja se degrada suficientemente rápido para que los nuevos tejidos sustituyan al «andamio» que les estaba guardando el sitio.

Y por cierto, también han tenido tiempo para echarle algo de ingenio y creatividad. Podrías elegir entre varios modelos, entre ellos con forma de estrella y de corazón.

Redacción QUO