La Dieta Mediterránea tradicional está de enhorabuena, y es que nunca antes un modelo de patrón alimentario había sido considerado para ingresar entre los galardonados como Patrimonio intangible de la Humanidad en la UNESCO. Todos debemos felicitarnos, pero desde luego supone un tributo, un reconocimiento a pasadas generaciones que hacían y la practicaban de verdad. Sin embargo, como en otras facetas de nuestras vidas, también en el ámbito de la alimentación se da el fenómeno de la paradoja. Sí, hasta hace poco tiempo, la forma de alimentarse de los países europeos ribereños del Mediterráneo no tenía demasiado prestigio.

El consumo del aceite de oliva o el pescado, no tenían buena reputación y hoy son las verdaderas “estrellas” de la Nutrición.

Nuestra talla en una época en que este parámetro era tenido como óptimo de salud, se consideraba un ejemplo de nuestra «pobre alimentación». El consumo de algunos alimentos, como el aceite de oliva o el pescado, no tenían buena reputación y hoy son las verdaderas “estrellas” de la Nutrición. Tampoco se debe olvidar el papel de otros factores no dietéticos: vida más tranquila, menor estrés, vida activa pero también siesta, etc…..en definitiva, la felicidad y la emoción en la vida a través de la alimentación y estilos de vida.

Y es que debemos recordar que no son sólo palabras: los recientes hallazgos de proyectos como el PREDIMED son muy significativos, ya que aquellas poblaciones con mayor adherencia a la Dieta Medieterránea no sólo son más felices, sino que presentan menor tendencia a la depresión. Y además, es bien conocido que son las poblaciones del Mediterráneo las que han mostrado menor tendencia al suicidio….en todo ello algo tendrá que ver la forma de alimentarnos, nuestros estilos de vida, y de disfrutar de la misma. El binomio “mágico” de Salud + Placer, ya demostrado desde antiguo en nuestro mundo mediterráneo, parece que funciona bien en nuestras vidas.

La Dieta Mediterránea es referente de dieta variada, equilibrada y moderada y, en movimiento; por lo tanto, un modelo alimentario saludable que se relaciona con una menor prevalencia de algunas enfermedades, lo que ha provocado que en los últimos años exista un creciente interés por conocer las características del estilo de vida y dieta mediterráneos.

De manera general, la Dieta Mediterránea no se corresponde con su concepto geográfico. Así, por ejemplo, Portugal o las Islas Canarias, aunque geográficamente no estén bañadas por este mar, tiene unos hábitos alimentarios y estilos de vida en general, que se corresponden con esta dieta.

La Dieta Mediterránea es un concepto cultural que incluye la cocina, la forma de comer, la conversación, la buena mesa y que es soporte para las relaciones sociales y familiares.

La Dieta Mediterránea, se caracteriza por un alto consumo de verduras frescas, frutas, pescado, cereales y leguminosas, baja ingesta de carnes rojas, uso de aceite de oliva como su principal fuente de grasa y consumo moderado de vino tinto con las comidas. Estos componentes son los que proporcionan la importancia a esta dieta equilibrada, variada y moderada, que gracias a ellos tiene un buen aporte de hidratos de carbono complejos, fibra, riqueza en sustancias antioxidantes y alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados y, al mismo tiempo, su contenido de ácidos grasos saturados es bajo.

Pero no debemos olvidar que la Dieta Mediterránea no es solamente una forma de alimentarse, es también una cultura y un estilo de vida con algunas características comunes a muchos países del entorno y entre estos, factores no dietéticos se podría incluir la suavidad del clima y la siesta, el cariño y aprecio por nuestros alimentos y la forma de cocinarlos y, desde luego, la socialización, el compartirlos alrededor de una mesa. Es decir, la Dieta Mediterránea es un concepto cultural que incluye la cocina, la forma de comer, la conversación, la buena mesa y que es soporte para las relaciones sociales y familiares, es decir, sociabilidad. Y es que los alimentos no son, en el Mediterráneo, meramente una fuente de nutrientes (aunque cumplen una función nutritiva), sino que también satisfacen placeres.

En vista de todo lo anterior, el 16 de noviembre de 2010, el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reunido en Nairobi, la capital de Kenia, declaró a la Dieta Mediterránea Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y por favor, recordemos, que no es sólo importante lo que como, sino como lo como y con quién….y en eso la Dieta Mediterránea es la campeona!. Disfrútenla, merece la pena, porque nos da la salud y la felicidad.

Si te interesa saber más sobre la relación entre alimentación y felicidad, el23 de noviembre se celebra en el salón de actos del CSIC (c/ Serrano 117, Madrid) unas jornadas de divulgación bajo el título, Alimenta tus Emociones en las que participa el autor de este artículo, Grergorio Valera Moreiras. Toda la información en http://www.institutotomaspascual.es/ La inscripción es gratuita.

Redacción QUO