Los mecanismos que gobiernan el viaje de las células para construir las distintas estructuras del organismo acaban de revelar uno de los muchos misterios que aún encierran para nosotros. Un equipo de la Universidad de California en Los Ángeles (EEUU) ha descubierto que las células tienden a girar unos 20 grados a la derecha, para unirse unas a otras en largas filas diagonales. Este hallazgo puede contribuir a afinar las técnicas de creación de tejidos, e incluso órganos, a partir de las células madre de un paciente, un campo de investigación destinado a paliar tanto la escasez de donantes, como el problema de rechazo en los trasplantes.

Los investigadores intentaban descubrir por qué las células vasculares tendían a crear estructuras organizadas en los cultivos. Para averiguarlo, crearon un sustrato de proteínas en bandas dispuestas en sentidos opuestas de manera alterna. Una banda repelía a las células y la siguiente las invitaba a adherirse a ella. Al toparse con la frontera entre una y otra, las células comenzaban su proceso de giro a la derecha. De esta manera se descubría que son capaces de detectar los cambios mecánicos de la superficie sobre la que se desplazan y que éstos pueden constituir una “orden” para adaptar a ellos la dirección de su migración y cómo se distribuyen en el cuerpo.

“Esto nos proporciona una valiosa información sobre cómo comunicarnos con las células en su propio idioma y cómo empezar a darles instrucciones para que produzcan estructuras similares a tejidos”, aseguró Ting-Hsuan Chen, primer autor del estudio, publicado en Circulation Research.

Ahora tendrán que explorar este mecanismo, esencial para la formación de órganos como las manos o el cerebro, en los que la orientación hacia la derecha o la izquierda resulta relevante. El primer paso será intentar reproducirlo en estructuras bidimensionales, para pasar luego a las tridimensionales.

Pilar Gil Villar